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Noticias > «RASTROS. OTRA MIRADA. (Audiovisual & Exhibición)

Hoy miércoles 15, a las 21 horas, en Chalet Las Nubes, tendrá lugar la proyección del audiovisual que resume momentos del ciclo llamado «Rastros. Improvisación Sincrónica Audio Plástica» el cual estuvo a cargo del Licenciado en Artes Plásticas, Pablo Sánchez, y del músico, Walas Menoni, en la producción y ejecución musical. También se van a exponer algunas obras que quedaron plasmadas a partir de las performances de este ciclo. El evento es gratuito y se invita al público «a compartir este nuevo viaje artístico».

“RASTROS” LA OTRA MIRADA

WALAS MENONI  /  PABLO SANCHEZ

“Imaginar no es conformar imágenes, sino deformar las imágenes suministradas por la percepción” Bachelard

«La fotografía es, en un mismo instante, el reconocimiento simultáneo de la significación de un hecho y de la organización rigurosa de las formas percibidas visualmente que expresan y significan ese hecho» Henri Cartier-Bresson

   La vida es tiempo y nuestro tiempo vital construye los espacios para desde allí dejar nuestra impronta, nuestro paso por la existencia, esto sucede en todo acto humano pero el espacio/tiempo en el arte es un modo particular de habitar. Conlleva operaciones, movimientos, miradas, rupturas de lógicas secuenciales y un sinnúmero de expresiones; el arte también ha modelado el propio tiempo de percepción del mundo.

   El arte es un otro reloj cuyas agujas avanzan, retroceden, se aceleran, se lentifican, saltean espacios, ambiguan y desambiguan atardeceres y mediodías, lunas y soles se superponen de diversas maneras. Y atrapar el instante vital, el movimiento que se despliega en el tiempo no es un fenómeno ajeno a ninguna de las artes, pero el modo y las operaciones estéticas dan cuenta de cambios importantes no sólo en esta última centuria.

   La experiencia estética, como es el caso de “RASTROS” y su correspondiente mirada audiovisual, pasa a pensarse de otro modo pero es innegable que todo el arte ha sido atravesado por este concepto y no sólo por el advenimiento de la fotografía y el cine.

   Si pensamos en la pintura rupestre (Lascaux, Altamira, etc.) encontramos que las imágenes pintadas en los relieves de la roca, muy al interior de las cuevas, se distorsionan por el punto de vista del visitante, “se mueven” a las luz de las antorchas, las salientes y entrantes rocosas; el soporte donde están las pinturas provocan la sensación de movilidad que expresa este concepto de variable de la forma en el tiempo del espectador. Espacio-movimiento-tiempo: una unidad que no podemos adjudicarla al productor pero que hoy se nos construye en nuestro imaginario como una suerte de proto-cine. El arte hace el espacio donde habita.

  Es casi imposible no filosofar cuando del tiempo se trata, ajustarnos al propósito de pensar en términos del lenguaje visual será nuestra intención.

  Pensemos en dos obras cuyo tópico, el Tiempo, es Chronos, Saturno para los romanos, devorando a sus hijos. ¿Acaso no podríamos decir que el hombre detiene, congela, devora, extrae en su obra, este tiempo devorador? ¿Acaso no construyen en este caso Rubens y Goya, un tiempo-espacio amarrable y reflexivo del miedo a morir?

  Los recursos plásticos son muy diferentes pero altamente efectivos: en el primer caso el tiempo de la obra se detiene con un particular recurso: tensionar la piel del niño al ser desgarrada…como una estela de carne, suspendiendo el dolor. El recurso en Goya es otro: faltan pedazos, la mutilación de cabeza y brazos y las fauces abiertas se frenan ante nosotros para mostrarnos el horror. Podemos pensar en el antes y el durante de ese ser descuartizado.

Dejar partes estrujadas, y el claroscuro tenebrista de su paleta.

Ambos encuadres sitúan al hombre en el centro de la situación, pero ya en Goya se prefigura una situación con el descuartizamiento del hombre: la mutilación que vendrá de la mano de la fotografía con nuevas formas de encuadrar (y desencuadrar) la situación espacio-temporal.

La fotografía de Man Ray da cuenta de otro “mutilar”, también decapita la figura, y atrapa el tiempo en el espacio de ésta, tiempo sagrado de la “Oración”, poniendo en litigio, con una mirada mordaz, la concepción religiosa o centrándose en otra religiosidad.

En los tres ejemplos ya citados, la iluminación de lo central, del tema, se funde hacia los bordes en la oscuridad. La alusión de suspensión o de corte en el tiempo es reforzada por recursos del mismo orden binario reunidos: Luz -sombra, visible -intangible, espacio- tiempo.

El registro audiovisual de “RASTROS”, pretende ser, un pequeño acercamiento a pensar el espacio de la imagen en clave espaciotemporal.

Un pequeño acercamiento o una introducción para pensar la vitalidad en sentido poético.

Una vitalidad que excede tecnologías, operaciones y herramientas, construyendo mundos por habitar.

La tensión entre las corrientes cientificistas en artes y las que abogan por un concepto interpretativo donde la mirada está circunscripta a los parámetros culturales de cada época.

Nuestro propósito es aprovechar lo que mejor se avenga al momento de generar desde la producción teórica y artística. Si aceptamos que la mirada científica ha decidido arbitrariamente lo “relevante”, podemos pensar que ciertos énfasis que fueron desarrollados.

La vastedad conceptual y perceptivo –estética que nos implica la relación sobre espacio-tiempo-movimiento en esta experiencia, nos abre a un conjunto de interpretaciones sumamente ricas, que han constituido un sinnúmero de recursos poéticos y pueden generar otros tantos.

Para pensar en evocar el movimiento en una imagen fija consideramos  que existe en ella una parte claramente fija o estática respecto de otras.

Generalmente el marco de la obra se nos presenta como algo más estático o inmóvil que lo que sucede al interior de la composición.

Este valor es relativo ya que existen obran de una gran pasividad hacia el interior con marcos explícitos fuertemente dinámicos.

La sensación de movimiento, que en el campo de la plástica, produce una sucesión de figuras inmóviles, las que cambian de posición, tamaño o forma desde una dada a su polar o contraria. Por la constancia de forma, a través de la cual se reconoce la imagen, o bien por el gradiente de tamaño (de grande a pequeño en una forma igual y constante) o de forma (transformación paulatina de una forma a otra, cuadrado a círculo, por ejemplo) la retina recibe el cambio de posición de figura a figura, en base a un grado determinado de tensión entre ellas y con el cambio la sugerencia de movimiento. De igual manera que la serie de imágenes inmóviles de una película cinematográfica, las que presentarán una figura saltando, al proyectarse ésta, permite registrar por el estímulo retiniano, la percepción clara y total del movimiento de salto. Un claro ejemplo de este tipo de movimiento está dado en ‘Los ciegos’ de. Brueghel o en el experimento de Wertheimer, en el cual dos luces próximas entre sí, que se encienden y apagan alternativamente a intervalos de tiempo corto presentan la imagen de una luz que se traslada, es decir es movimiento percibido.

Sin duda en “RASTROS”, el tiempo capturado en la imagen tridimensional está implícito en el recorrido que el espectador necesita para recorrer el objeto.

Pero ciertos recursos como la escala o la concepción compositiva de la obra tridimensional logran establecer ya no sólo evocaciones sino tiempo concreto de percepción por parte del público.

A modo de referencia y que fue tenido en cuenta para la materialización de la presente producción, a partir del manierismo italiano se utilizó en la escultura un recurso particular: el serpentinato, ese movimiento de retorcimiento, de tirabuzón de la forma, despliega sobre el eje vertical un espacio-tiempo notable como expresión de detenimiento y de movimiento perpetuo.

La conjugación de escala y de las figuras, al margen del tópico de la obra, toman casi la forma de un reloj de arena en sus contornos, pero hay un fluir ascendente-descendente constante.

Llegamos al hallazgo de que el mundo no se haya ordenado a priori, nuestra mirada es la que lo ordena. Cada lenguaje organiza la percepción del mundo, por tanto no necesariamente el relato visual o audiovisual da cuenta de esta situación que es aceptable en términos de la lengua. Por ende, es pensable, que, por ejemplo el sólo hecho de pasar con nuestra mirada de un plano general a un detalle establece otro modo de organización narrativa, no como el de la lengua natural. No es sólo que un personaje va de lo general a lo particular, ensaya otras cuestiones. En la aproximación lo detalles se van haciendo nítidos y la descripción expresa intereses visuales de textura, forma, composición, que no suceden del mismo modo que cuando construimos con palabras.

El reencuadre, que sucede palmo a palmo en un zoom- in(aproximación o acercamiento), por ejemplo , da cuenta de operaciones visuales que “narran” pero no de forma verbal, cambian las tensiones internas formales, los tamaños, texturas, definiciones de luz, contrastes, cromatismo, composición, propios del lenguaje visual. Podemos apropiarnos del concepto de narración pero no en estricto sentido de la lengua.

Invitamos con “RASTROS” a poner énfasis en eso, para que la terminología no caiga en reduccionismos.

La complejidad de una novela de 300 páginas es otra respecto de un film de 2 horas de duración, el tiempo del espectador, el tiempo de percepción, es distinto, pero no por eso menos complejo.

“RASTROS”, LA OTRA MIRADA como una invitación a mirar lo que no se ve.

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